Portada del programa. Día por día:
La Santa e Insigne Catedral Magistral de Alcalá de Henares abría sus puertas a las 21:00 horas para dar salida a la procesión del Santísimo Cristo de La Esperanza y El Trabajo y Nuestra Señora de La Misericordia.
La lluvia amenazaba seriamente, como pudimos ver durante la salida de la procesión del Cristo atado a la columna que había comenzado una hora antes, con unos minutos de retraso debido a que empezaron a caer gotas justo antes de sacar el Cristo.
Pero el Cristo de La Esperanza y El Trabajo hacía dos años que no salía, y había muchas ganas de desafiar a los elementos… como así terminaron haciendo.
Carreras por la calle Mayor hasta Santos Niños para aprovechar y ver las dos salidas procesionales ya que una hora antes partía el Cristo de La Columna (ver reportaje aquí) desde el monasterio de las Carmelitas Descalzas de la Purísima Concepción.
Portaban la Esperanza y Misericordia 24 anderos con inconfundible hábito y antifaz blanco, cíngulo blanco y morado y capa morada acompañados de la Banda de Cornetas y Tambores Padre Nuestro de Palencia.
Santa María la Rica
Tras la salida los pasos iniciaron su marcha por la Plaza de los Santos Niños hacia la calle Empecinado, para después adentrarse en las estrecheces de Santa María la Rica en uno de los recorridos más angostos de nuestra Semana de Pasión. Te recomendamos este fragmento:
Las Claras y la lluvia
De allí llegaron a Cárcel Vieja, para después recalar en el Monasterio de Santa Clara, de clausura franciscana y que el Cardenal Cisneros cambió de ubicación en 1517 para ponerlo en la universitaria calle Trinidad.
En la calle Trinidad se produjo concretamente uno de los momento más destacados del recorrido. Fue cuando cuando el paso se acercó a saludar a las monjas del Convento de las Claras. Tienes el momento recogido en el vídeo inferior.
Y acto seguido, cuando la lluvia obligó a parar el paso para proteger las figuras con plásticos. De hecho en ese momento se decidió suspender la procesión para no ponerlas en peligro. Se barajó volver rápido a la Catedral, pero la lógica aconsejó avanzar solo unos metros más en la misma calle para refugiarse en «su casa», en el portalón de las Claras en la confluencia de las calles Trinidad y Gallo.
Las damas de luz comenzaron a adentrarse en el recinto, y cuando más de media procesión ya se encontraba en su interior, un nuevo golpe de mando ordenó que no, que no se terminaba allí la procesión. Que se seguía por el camino marcado hasta volver a la Catedral. Puedes ver todo este momento en este vídeo:
Durante el camino de regreso se decidió avanzar con los plásticos protectores, para no dañar la imagen del crucificado del siglo XVII. La lluvia era intermitente y no convenía arriesgar en exceso.
Sin embargo cuando la procesión pasaba de la calle Gallo a Escritorios ya había anderos que pedían destaparla. Al final se decidió no hacerlo hasta llegar a la plaza de los Santos Niños.
Y así fue, al llegar allí se hizo una breve parada técnica para retirar los plásticos y el Cristo volvió a mostrarse al público. Sin embargo la alegría solo duró unos minutos, pues la lluvia volvió a aparecer justo tras retomar el camino. Estaba claro que alguien olvidó llevar huevos a las Clarisas, porque la lluvia se empecinó en dejarse ver una y otra vez.
En la esquina de los Santos Niños, frente a la librería Notting Hill, tuvieron que parar de nuevo para volver a protegerlo a toda prisa. Estaba lloviendo fuerte.
Así las cosas, no quedó más remedio que tapar las figuras con rapidez y emprender la marcha a toda prisa para proteger el paso en el interior de templo complutense.
Minutos pasadas las 12 de la noche, en los últimos metros del recorrido ya cerca de la lonja de la Catedral, no solo llovía de manera intensa, sino que se levantó un viento que parecía querer decir, se acabó.
Esperemos que el Jueves Santo la lluvia respete los pasos. Los pronósticos no son nada alagüeños.
Cómo son los pasos
La imagen del Crucificado es una talla de madera policromada anónima de finales del s. XVII, con toda probabilidad procedente de un convento franciscano derruido de Calatayud.
La talla de la Virgen, procedente de Mairena del Aljarafe, es de madera de cedro policromada y representa, sin dramatismos, el dolor más intenso y la inmensa ternura de la Madre, su Misericordia.
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