La Comunidad de Madrid ha confirmado la presencia de un lince ibérico en la zona de Villalbilla, Corpa, Santos de la Humosa y Anchuelo, por donde se desplaza desde hace dos semanas.
El ejemplar, de dos años y procedente de Guadalajara, fue localizado por técnicos de la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal, junto al Cuerpo de Agentes Forestales autonómico y en colaboración con Castilla-La Mancha, gracias al collar de seguimiento.
El animal se encuentra en perfecto estado, y su permanencia en la región evidencia la existencia de un hábitat adecuado y suficiente disponibilidad de alimento para su supervivencia.
Desde el Gobierno regional se sigue trabajando para conseguir que el lince ibérico, en peligro de extinción, vuelva a formar parte de forma estable de la fauna madrileña.
Actualmente, la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior está ultimando un acuerdo con Patrimonio Nacional para incorporar la superficie de El Pardo a la zona de reintroducción de esta especie.
Al mismo tiempo, se está completando el estudio de hábitats, incorporando las recomendaciones planteadas por el grupo de trabajo del lince del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

El lince ibérico: un símbolo en recuperación, aún en peligro
El lince ibérico (Lynx pardinus), considerado el felino más amenazado del planeta hasta hace pocos años, es una especie endémica de la península ibérica que ha protagonizado una de las historias de conservación más exitosas de Europa, aunque su supervivencia sigue dependiendo de esfuerzos constantes.
Su hábitat natural son los bosques mediterráneos, matorrales densos y zonas de transición entre monte bajo y pastizales, donde abunda su principal fuente de alimento: el conejo europeo. Se trata de un animal solitario, territorial y de hábitos crepusculares o nocturnos. Cada ejemplar adulto necesita entre 5 y 20 km² para desarrollarse, dependiendo de la disponibilidad de alimento y cobijo.
Según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), a cierre de 2023 la población total de linces ibéricos superaba los 2.000 ejemplares censados, una cifra muy superior a los escasos 94 que se registraron en 2002, cuando estuvo al borde de la extinción. Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura concentran los mayores núcleos de población, aunque también hay presencia establecida en Portugal.
La tendencia es positiva gracias al programa Iberlince y a la colaboración entre administraciones públicas, entidades conservacionistas como WWF y SEO/BirdLife, y fondos europeos Life. No obstante, el lince ibérico aún figura en la categoría de «en peligro» en la Lista Roja de la UICN y en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Entre los principales peligros que enfrenta están los atropellos (responsables de más del 30 % de las muertes anuales), la fragmentación de su hábitat, la escasez de conejos por enfermedades víricas y el furtivismo. Por ello, cada nuevo avistamiento fuera de sus núcleos habituales, como en la zona del Corredor del Henares, se sigue con especial atención, ya que podría indicar procesos de expansión o dispersión juvenil, claves para la consolidación de la especie.
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