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Se descuelgan con cuerdas por la noche para pintar un graffiti en un quinto piso de la calle Orense


Los vecinos de la calle Orense de Alcalá de Henares, esquina con la popular calle Coruña del barrio de Juan de Austria, se han levantado sorprendidos cuando al levantar sus persianas esta mañana han visto un gran graffiti vertical frente a sus ventanas.

Aprovechando la tranquilidad de la noche, y con la ayuda de cuerdas y material propio de profesionales especializados en trabajos verticales, una o más personas se han descolgado desde la azotea del edificio del número 1 de la calle Orense, por la pared vertical que da al Oeste, justo encima de una conocida zona de restauración en la calle Coruña.

Los vecinos, indignados, relataban en la mañana de este jueves a Dream Alcalá: «Esta guarrería solo ha podido hacerse con cuerdas por gente que se dedica a la profesión de trabajos verticales y ahora lo hacen para hacer daño».

Los «artistas callejeros» han dejado su firma visible en la obra. En la mitad superior se han dibujado las letras «TAWO» sobre un fondo rojo y junto a ellas puede leerse «Enana» y un corazón, así como un 25 a la izquierda para datar el trabajo.

La parte inferior parece pintada por una segunda persona, puesto que el tamaño de las letras, el estilo de las mismas y el sombreado son distintos, se lee «KNTO» sobre un fondo morado. Cuenta con una segunda firma en la que se ve una «P» mayúscula, un 25 y tres puntos suspensivos.

¿Qué busca un grafitero al firmar sus obras y cómo puede localizarlo la Policía?

La firma, también conocida como tag, es uno de los elementos clave del graffiti. Para muchos grafiteros, firmar sus obras es una forma de reivindicar autoría, ganar reconocimiento dentro de la escena urbana y dejar huella en el espacio público. A menudo utilizan seudónimos o nombres artísticos que repiten de forma sistemática, como una marca personal.

En España existe un registro policial no oficial pero operativo de firmas y alias utilizados en actos vandálicos, especialmente en las grandes ciudades y en localidades con redes de transporte afectadas por pintadas. Cuerpos como la Policía Nacional o las Brigadas de Información de Policía Local —como la de Alcalá de Henares— archivan y comparan tags, estilos, ubicaciones y patrones que ayudan a identificar a autores reincidentes.

Además, muchas investigaciones se apoyan en técnicas de análisis grafotécnico, revisión de cámaras de seguridad, rastreo en redes sociales y colaboración con otros municipios. En ocasiones, un simple tag repetido en varias zonas puede convertirse en la pista que permite atribuir numerosos actos vandálicos a un único autor, facilitando su localización y puesta a disposición judicial.

Y ahora quién limpia ese graffiti

Cuando un graffiti se realiza en la fachada de un edificio de viviendas, como en este caso, la responsabilidad de su limpieza y de asumir el coste recae, por norma general, en la comunidad de propietarios del inmueble afectado. Así lo establece la normativa vigente en la mayoría de municipios, salvo que el autor del acto vandálico sea identificado y condenado, en cuyo caso podría exigírsele que asuma el coste de la reparación.

El Ayuntamiento, salvo que el edificio sea de titularidad municipal o que el graffiti afecte a bienes públicos, no tiene obligación legal de actuar. Por lo tanto, ya que el graffiti afecta a una fachada privada, corresponde a los vecinos contratar y pagar la limpieza, salvo que se identifique al responsable y un juez le imponga la restitución del daño causado.

Detalle del graffiti fotografiado desde una vivienda de la calle Coruña

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