Dream AlcaláNoticiasLiadísimo, agobiadísimo o contentísimo: ¿Por qué usamos superlativos?

Liadísimo, agobiadísimo o contentísimo: ¿Por qué usamos superlativos?


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Los medievales ni siquiera se habían planteado hablar en superlativo con esta terminación (decían solo ‘muy grande’). Tuvo que llegar la centralización, el aumento de la administración y de la burocracia para que empezara a utilizarse de forma común. Claro, era más fácil predisponer favorablemente al destinario de una carta tratándolo de ‘–ísimo’ (son precisamente los escritos de petición de favores los que con más frecuencia emplean estos tratamientos superlativos).

Así lo ponen de manifiesto las investigaciones que está llevando a cabo en la Universidad de Alcalá el Grupo de Investigación de Textos para la Historia del Español (GITHE) dentro de un trabajo que culminará con la elaboración de un atlas lingüístico de la Comunidad de Madrid.

Estas investigaciones también señalan que Madrid fue centro difusor del leísmo, que desde allí llega a Toledo, y muchas palabras del castellano antiguo, como por ejemplo ‘agora’, se extendieron en su forma actual (ahora) gracias a los escritos emanados de la Corte.

cortemadrid

El objetivo de este proyecto, financiado por la Comunidad de Madrid, “es proporcionar información sobre la historia del habla y los usos escritos de Madrid a lo largo del tiempo con el fin de proyectar en un mapa la ‘geografía lingüística’ de la Comunidad, en el que se puedan consultar los distintos usos lingüísticos que coexisten a lo largo del tiempo y a nivel geográfico y social”, señala el coordinador del grupo GITHE, Pedro Sánchez-Prieto Borja, experto en Historia del Español.

La proyección directa e inmediata de los resultados de cualquier búsqueda lingüística a un mapa es un desarrollo pionero ya disponible en el corpus del español antiguo CODEA+ 2015.

Sánchez-Prieto explica que “Madrid tuvo un peso importante en la evolución del lenguaje y en la difusión de las innovaciones. Por tanto, podemos concebirlo como un motor de cambio lingüístico en España a partir de la capitalidad, en el siglo XVI, y el foco de difusión se produce a través de los documentos oficiales”.

Por otra parte, según el profesor, “Madrid ha sido un enclave de diversificación lingüística enorme, debido a los movimientos migratorios hacia la capital ya en el s. XVI, que han dado lugar a procesos de confluencia de usos, y de ese ‘magma’ nace el español que hoy conocemos”.

 

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